sábado, 11 de julio de 2009

1. SONIA

- No, me cago en Dios, no quiero que me expliques nada...
- Pero Señor, la vieja...
- ¡Y no la llames vieja!
- Perdón. La anciana... ella intentó...
- Ya sé lo que intento. Todos lo sabemos, joder, ¿es que no te das cuenta? Ha salido en las putas noticias...
Smith no aguantaba más. Esa gente, ese trabajo... Él pensaba que el cuerpo iba a darle la oportunidad de demostrar de qué material estaba hecho. Poner multas y dirigir el tráfico no era el tipo de vida con el que soñó cuando decidió, a los diez años, ser policía.
- ¿Y no podemos... no sé... demandarlos? Digo yo que tendré derechos de imagen, ¿no? No pueden llenar sus programas con grabaciones en las que salga una persona que no quiere salir, ¿no?
- En serio, Smith, ¿crees que voy a cagarla así?
- No sé... yo...
- Dios... Prometí a tu viejo que cuidaría de ti, pero es que es una tras otra, ¿lo entiendes? Y esta vez... No estamos hablando de robar material de oficina, o beber estando de servicio... Has agredido a un ciudadano. Me cago en la puta... “Servir y proteger”, ¿te suena de algo eso?
Smith mo respondió. No sabía qué decir.
- No puedo seguir cubriéndote, hijo.
- Me... ¿va a expedientar?
- No... No creo. Mira, si metiéndote un puro supiera que se iban a arreglar las cosas... Pero yo ya... paso. Que se ocupe otro de ti.
Smith contuvo las lágrimas. Se prometió a sí mismo no llorar, ni suplicar, ni...
- ¿Te gusta la playa? -preguntó el capitán, abriendo una carpeta.
Smith no comprendió la pregunta. El capitán le dirigió una mirada, obligándolo a responder.
- Sí, bueno... he engordado últimamente, pero... en general...
- Bien. Una vez te oí en el vestuario que te gustaría follarte a Sonia Mendes, ¿no?
Enrojeció.
- Tranquilo, no pasa nada.
Sonrió. Hacía calor en el despacho.
- Ella será tu superiora. Es simpática, comprensiva y tiene un culo como para partir nueces... Te tocará patrullar las playas, evitar peleas de surferos y cuidar de las toallas que dejan en la orilla. Habría que ser subnormal profundo para hacerlo mal, ¿no?
Smith se acordó de su hermano discapacitado.
- La Mendes, una vez a la semana, se pasa por ahí, a ver qué tal va todo. Le gustan los tíos valientes, agresivos... así que, tú paséate con el quad, que vea que eres el puto amo... y se le caerán las bragas, chavalote.
Smith suspiro aliviado.
- Gracias, señor.
- Tranquilo, no me las des... El favor nos lo haces tú a todos nosotros, largándote a tomar por el culo...
Smith no sabía cómo tomarse ese comentario. Carraspeo. Y caminó hasta la puerta. Por la cristalera, vio a sus compañeros, sonriendo.
- Eso sí -dijo el capitán-, no hagas ninguna tontería, ¿eh, figura? Nada de errores. Ni uno. Si me llaman con alguna queja, te juro por mi madre que te hundiré en la mierda.

Una semana después, Smith se afeitó el bigote y llegó a su destino, saludo a sus nuevos amigos y se relajó. Sonia Mendes, siempre impresionante, lo invito a ir con ella a la playa. Le dio las llaves de un quad y se alegro al saber que nuestro hombre ya había conducido antes un cacharro como ésos.
- De mayor cilindrada, de hecho.
Ella le indico que, durante las próximas horas había que patrullar, de punta a punta.
- Tienes suerte -le dijo-, con este tiempo, está prácticamente vacía.
- Allá voy, capitana. Le daré mi informe esta tarde.
- Bien. Estaré vigilándote desde aquí -sonrió ella, seductora, mostrando una videocámara.
Smith arrancó, se metió en la arena y se dijo a sí mismo, en voz alta:
- Tu grábame, putita, no me pierdas de vista... que vas a ver como conduce un hombre.

Publicado originalmente en Roncando en el Nostromo el día 11 de Junio de 2009.

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2 comentarios:

David dijo...

Mi favorito

Anónimo dijo...

¡Y el mío!