- Eh, cabrón, ¿te parece un buen sitio para dejar el coche?
Smith se giró, asustado, y descubrió a un tipo enorme, sonriente, vestido con el modelo de camiseta que empezó a llevar a los veinte y nunca se quitó, ni para el bautizo de su sobrino: la negra, de fútbol, con el número 25, bien grande, en el pecho.
- ¡Jerome! Siempre con el uniforme, ¿eh? –se alegró Smith, que siempre se había preguntado a quién pertenecería ese dorsal.
- ¿Qué pasa, capullín? –le dijo Jerome dándole un abrazo.
Se conocían de toda la vida. Eran vecinos y, gracias a la amistad que unía a las familias Jerome le salvó el culo en el colegió en varias ocasiones. Hasta que los echaron, a los dos, por hacer un agujero enorme en el vestuario de las chicas.
- Vamos tirando, amigo... Acabo de llegar, como quien dice... ¿Tú sigues en el barrio? –preguntó Smith.
- Más o menos. Es que los jueves tengo terapia.
- ¿Por darle al frasco?
- No, qué va... Es que le partí la cara a un imbécil que no dejaba de poner música de mierda a todo volumen...
- ¿Y por eso vas a terapia?
- Me detuvieron y, como tenía antecedentes... En fin, era eso o la trena.
- Joder, ¿Cuándo pasó? Haberme llamado, te hubiera tocado el informe o lo que fuera...
- Lo pensé, lo pensé... pero justo apareciste en las noticias por lo de la anciana...
- Ah, ¿eso? No fue nada... No te creas todo lo que dicen en la tele... Joder, la vieja daba cobijo a terroristas y todo formaba parte de una operación encubierta...
- ¿En serio? –se sorprendió Jerome.
- Coño, ¿tú qué crees? Controlamos las emisiones de televisión y lanzamos los mensajes que nos interesan. La guerra contra el terrorismo no se hace en las calles... Es estrategia pura.
- Hostias, pues pensé que te habían despedido...
- Ná, todo lo contrario. Me mandaron a las playas, a vivir la gran vida hasta que se programase otro operativo... Pero los mandé a la mierda... Y he montado mi propio negocio: ahora soy detective; tengo mi propia agencia, hermano -dijo sonriente.
- ¡Anda!, ¿y dónde está?
- ¿Quién?
- La agencia... La oficina...
- Ah, bueno... Aún no tiene presencia física. Estoy evaluando la cartera de clientes potenciales para situarla en el lugar conveniente... Pero, esto no es importante... Dime, ¿cuánto tiempo tienes que acudir a esas charlas o... lo que sea?
- Terminé hace seis meses, pero sigo yendo porque me viene muy bien. Ya sabes, el problema es que no era capaz de canalizar la frustración. Me era más sencillo dar un par cachetes al crío en lugar de escucharlo y esas cosas.
A Smith se le escapó una carcajada.
- ¿Qué pasa? –preguntó Jerome.
- Pues que te están comiendo el coco.
- Yo no lo veo así, tío. Ahora entiendo que la violencia no es el camino para...
- Joder, no me sueltes chorradas: la violencia no es mala en sí misma. Sólo hay que tener cabeza para aplicarla correctamente...
- No tío, estás equivocado. Y aunque no lo estuvieras, el juez fue claro de cojones: si me pillan en otra trifulca me aplicará un castigo ejemplar...
- ¿Cómo te van a pillar?
- Cojones, tú deberías saberlo. Todo está lleno de cámaras y...
- ¿Cámaras?, ¿te refieres a estas cámaras? –dijo Smith, señalando.
- ...
- Son todas de mentira, tío... Hazme caso, con la crisis que hay, ¿en serio crees que estas mierdas de empresas pueden pagarse un sistema de seguridad? En serio, Jerome, me dedico a esto. Superviso a varias empresas y... No lo digas por ahí... Más del ochenta por ciento de las cámaras son falsas.
- Vaya...
- Y ahora piensa un poquito: somos estadounidenses... Tenemos obligaciones morales... ¿Qué crees que hacen nuestros marines cuando van a Nicaragua, Irak o... donde sea?, ¿parlamentar? No, tío, van a ser violentos. A dar lecciones. Los héroes de nuestra nación no consiguieron la independencia a base de tratados. Fue la sangre de los enemigos la que regó el árbol de... lo que sea... Y los negros... Hostias, seguirían recogiendo el puto algodón si fueran como tú... Pero alguien, con cabeza, decidió que era suficiente. Que ya bastaba de humillaciones y sinsentidos... Violencia inteligente: es la respuesta; hazme caso. Y que les den por el culo a todos.
- Eh...
- Bueno, ¿te llevo a algún lado?
- No, no... Estoy con mi cuñado... que se ha quedado haciendo cola en la tienda.
- Ah, joder, pues salúdale de mi parte...
- Sí, he salido porque había unos negros montando bronca y...
- ¡Ja, ja, ja! Jerome, antes repartías unas hostias como panes... Me hace gracia ver en qué te has convertido –dijo Smith metiéndose en el coche.
Mostró su pulgar, arrancó y salió de la gasolinera dándose cuenta de que se había olvidado preguntar el nombre del jugador al que Jerome homenajeaba a diario.
Jerome, aturdido, se dirigió a la tienda.
Descárgate el vídeo aquí.

1 comentario:
Aunque te hayas comido a tu madre, eres el puto amo, Jerome.
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